jueves, 7 de mayo de 2009

SECRETO DE UN LUGAR DESCONOCIDO

El medio externo no era el mejor ni el más apropiado para ella. El callejón angosto y las paredes pintadas y rayadas por grafitis e imágenes estrambóticas, escondían la identidad de aquel lugar que estaba dotado de una antigua sabiduría. La incertidumbre es grande cuando se decide ir y conocerla, pues siembra sentimientos de temor y rechazo al lugar y aun más a creer que lo que se va encontrar en ella si es lo que se espera.
De pronto sale un hombre con un semblante que refleja armonía y serenidad a recibir a todas aquellas personas que han decidido ingresar. Su aspecto y amabilidad ambientan el lugar y hace que sea agradable el ingreso y despierta la curiosidad de ir y conocer más allá.
Entonces el hombre hace pasar a las personas al salón más grande que había allí. Se apreciaba el poder del conocimiento al observar cada una de las hojas que formaban grandes y pequeñas piezas de información. Piezas grandes y pequeñas en tamaño, pero todas con unas particularidades especiales y comunes, eran inmensas en sabiduría.
Cada persona se sentó en una silla en un espacio determinado del lugar. El hombre de aspecto, no sólo amable sino intelectual empezó a pronunciar unas palabras con las cuales daba a conocer su nombre y otras características de su vida profesional. Luego se dedicó por algunos instantes en dar a conocer los secretos del antiguo lugar. Habló sobre su historia, y resaltó aquellos acontecimientos que creía generaban duda en los oyentes. Sus palabras eran agradables y lograba cautivar con facilidad la atención de las personas. Él tenía un espirito despierto y creativo y lo demostró al realizar diferentes actividades para explicar el valor que poseía la visita a ese maravilloso lugar. Con el significado de sus palabras, logró despertar en las personas, la importancia de la lectura, obviamente diferente en cada uno.
Aunque el ambiente era realmente agradable, en ocasiones se escuchaban unos ruidos producidos por balones de baloncesto, que daba a entender que los estudiantes de enseguida habían salido a su clase de educación física. Rebotaban en las paredes del lugar con gran fuerza, haciendo que la atención de las personas hacia el hombre se perdiera por instantes.
Finalmente el hombre decidió regalar dos valiosos obsequios del lugar. En aquel momento todas las personas deseaban obtener uno de ellos, pues tenían claro que no era sólo un objeto lleno de hojas, sino de palabras que expresaban y significaban sabiduría y conocimiento. Dos de ellas lograron lo anhelado y sus caras reflejaron felicidad. El hombre se despidió incentivando a los demás para que recorrieran el resto del lugar y aprovecharan su contenido para resto de sus vidas.

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